viernes, 21 de febrero de 2014

Ucrania, ¿qué pensar?

Para empezar, decir que no soy un experto ni he leído demasiado, pero ante el desarrollo de los acontecimientos y su publicidad parcial por los medios de comunicación españoles, es obvio que necesitamos nuevos análisis (como los de Alberto Pradilla o Alberto Sicilia).

¿Ni izquierdas ni derechas?

En primer lugar, no creo que el eje político izquierda/derecha sea la mejor división para organizar las identidades políticas en Ucrania. Es cierto que hay un Partido Comunista (13% en las parlamentarias de 2012), un partido con particularidades neonazis, Svoboda (10%). Este es nuestro eje izquierda/derecha, al que podríamos sumarle facciones aún más extremistas que han cobrado protagonismo en la Plaza de la Independencia (Maidán); hablaremos de ellas más adelante.

Existe, no obstante, una división sociocultural y política más fuerte. La de rusoparlantes y ucranianoparlantes. Unos, representados por el Partido de las Regiones; Otros, representados por Batkivshchyna (Patria, en castellano). Estos dos partidos, a su vez, responden a intereses geopolíticos.

A este extraño cóctel, hay que unirle una nueva identidad política, UDAR, liderada por el ex-boxeador Vitali Klitschko, quien pretende dinamitar el eje Europa-Rusia a favor de una integración europea como solución a los problemas sociopolíticos del país.

Geopolítica, clave en el problema ucraniano

Europa y Rusia dividen el tablero geopolítico. Pero Estados Unidos también juega su carta en este escenario. ¿Qué intereses tienen cada uno de estos bloques? Europa, ganarse a Ucrania como puerta hacia los recursos económicos de la región y como añadido a su proyecto de conformación de un bloque antagónico a los EE. UU.; Rusia, mantener una alianza con Ucrania para salvaguardar sus intereses contrahegemónicos contra los EE. UU., así como mantener el negocio de exportación de recursos a Europa, donde Ucrania juega un papel de puerta hacia Europa; Estados Unidos quieren impedir una alianza UE-Rusia que viniera a sacarle del terreno de juego euroasiático, por lo que tiene que elegir el mal menor, para ellos, Rusia.

Por esta razón, escuchábamos una conversación privada entre la subsecretaria de Estado para Europa y el embajador en Ucrania en la que promocionaban a un líder de Batkivshchyna como estadista de un gobierno de coalición (donde Klitschko jugaría un papel secundario como aglutinante de la oposición). Es decir, Estados Unidos buscaría una reedición de la Revolución Naranja (esta llamada revolución solo fue una transacción del poder entre pro-rusos a pro-europeos y ciertas renovaciones en el sistema político) que perjudicase esta vez a la Unión Europea.

Estallido social y antisistemas

Ucrania presenta unas características afines a todas las semi-periferias (España, Grecia, Italia...): corrupción política, no separación de poderes, problemas sociales sin solución ni búsqueda de solución por parte de los políticos, etc.

La Revolución Naranja no cambió nada en este sentido, y Yanukovich volvió a la presidencia de la República. la encrucijada que se planteó a Yanukovich sobre Rusia o Unión Europea fue el detonante de la protesta cuando el Gobierno de Ucrania rechazó firma un acuerdo de adhesión a la UE para seguir bajo el cobijo de Rusia.

Las protestas, organizadas por la oposición (Batkivshchyna, UDAR, Svoboda) se enfrentaron a la policía, generando una dinámica de violencia que ha sido monopolizada por grupos extremistas neonazis (Spilna Sprava o Causa Común y Pravi Sektor). No quiere decir esto que todos los manifestantes violentos sean neonazis, claro, pero desde luego en un primer momento, cuando las protestas se hicieron por la fuerza con la plaza Maidán, podíamos ver en primera línea de combate escudos nazis, y aún hoy vemos esvásticas y otros símbolos neonazis por las primeras líneas de las barricadas en Maidán.

Sin embargo, muchos manifestantes no creen en la oposición (esos tres partidos), porque aceptan unas reglas de juego político que consideran un sistema putrefacto. Dentro de este grupo de antisistema hay muchos jóvenes que quieren romper la dinámica Este-Oeste existente en el país y combatir los problemas que aquejan al país con un sistema completamente nuevo. Es preocupante que el prestigio de la violencia de los grupos neonazis haya atraído a muchos de estos antisistema.

Estos antisistema solo quieren cambiar las reglas políticas para buscar soluciones compartidas al problema ucraniano. En las calles dicen que no les importa aliarse con nazis siempre y cuando estos busquen lo mismo que ellos. Es esta una triste consecuencia del apoliticismo que hoy predomina en el mundo...

79 muertos y subiendo

El Gobierno dimitió en bloque y Yanukovich ofreció un Gobierno de coalición a los opositores; pero estos lo rechazaron. También lo rechazaron los antisistema. Llegados a esta situación, la ultraderecha neonazi que monopoliza la violencia de los manifestantes formaron nuevas barricadas e iniciaron un asalto al Parlamento (Rada). La policía, que desde hacía dos meses se hallaba expectante tuvo que repeler el asalto a sangre y fuego, pagando un alto precio (79 muertos, de ambas partes, todas muertes por bala; ayer 67 policías fueron secuestrados por los manifestantes).

A estas protestas en Kiev, la capital, podemos unir la ocupación de instituciones gubernamentales en otras zonas del país. Los comunistas, mientras tanto, forman milicias para combatir a los neonazis y prometen unirse a las protestas del Euromaidán en cuanto expulsen a Pravi Sektor y Spilna Sprava de la plaza y de la protesta. La región de Crimea ha avisado, mientras tanto, de su secesión en caso de que los neonazis alcancen el poder político.

Las últimas noticias que nos llegan desde Kiev es la normalización de la protesta en Maidán; la convocatoria anticipada de elecciones presidenciales y la formación de un gobierno de coalición con un recorte de las prerrogativas presidencialistas. ¿Seguirá Euromaidán intentando el asalto al poder? ¿Conseguirán los Estados Unidos balcanizar el conflicto y lograr separar una posible alianza geoestratégica Rusia-Europa? ¿O tal vez la Unión Europea podrá acercar posiciones políticas ucranianas hacia sí? ¿No habrá solución al conflicto y habrá secesión del país? Y, en esta última posibilidad, ¿habrá una guerra civil a las puertas de Europa?

Seguiremos observando el derrotero que toman las protestas ucranianas y las presiones internacionales sobre Ucrania.

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